Restaurante inaugurado en los años 30, actualmente regentado por David Francisco Morales, que continúa su labor en la cocina como el primer día, y está decorado como si el tiempo no hubiese pasado por él. Carnes al horno con platos calientes, callos a la madrileña, pisto manchego, sopa de ajo, cocido (en invierno) y postres caseros en una carta sobria llena de platos contundentes y de excelente factura. Primordial la sopa castellana (refrito de ajo, pan y pimentón con agua, jamón y huevo escalfado). De segundo un buen churrasco o un solomillo de buey preparado al punto, por unos cocineros conocedores de que lo importante es la materia prima. Y en este caso es superior. Buena bodega. Hay que reservar.
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